las lenguas absueltas

Isabel Beguin

Nací en Francia, en Paris. Mi papa es Francés, mi mama Colombiana. Aprendí el español primero, el francés me entro después, a los tres anos, cuando empecé el colegio. Así los dos idiomas son bien distintos. El español es el del amor, de los cariños de mi mama. El Francés de la razón, de la enseñanza.

En que idioma pienso ? pues no se, cuando veo a un bebé, cuando siento cariño, pienso en español. Cuando ya hay que desarrollar un pensamiento argumentado pienso en francés. El idioma del amor y el idioma cartesiano no son lo mismo para mi.  Las palabras de amor en español me saben a algo, en francés a nada, son vacías.  Es el idioma de la mama, de la ternura, de las carcajadas  con las primas y de los análisis con las tías. Es el de la historia.

 En la casa de mi abuelita hay una foto, en una caja, como todas las cajas que tienen las abuelitas, llenas de recuerdos. Y cuando miré esas fotos, me di cuenta que no queda ningún recuerdo visual de la familia  desde 1998. Desde que todo el mundo anda con cámaras digitales a las abuelitas no les queda ningún recuerdo de papel, todo se les queda en la cabeza, hasta que puedan. Donde guardan ellas los recuerdos ? Que pesar de las abuelitas, la tecnología en vez de facilitarles la vida, las dejo sin memoria. Todo se los tienen que imaginar cuando ya a esa edad, la cabeza no da para mas.

En fin me desconcentro, tengo una foto de mi abuelita, con una sonrisa hermosa,  que tiene  en las manos un cartel que dice «  Bienvenida Isabel ». Eso fue cuando yo nací, a 8000 kilómetros de Medellín.

 Yo en Medellín nací en un cartel, así fue. Yo nací en Medellín en un cartel y para la familia, viví en fotos que mandaba mi mama .Hasta los nueve meses, que hice mi primer viaje a la tierrita.

Hubo muchos viajes después en  que se me olvidaba el francés, y en otros cuando llegué a Colombia no era capaz de hablar español. Cuando uno habla dos idiomas desde chiquito, uno es como un bipolar oral. Hay cosas que le salen a uno en frances, otras en español, sin entender muy bien como y porque. Uno trata de ser ahí. Construye el mundo con esa dualidad de idiomas, y cuando entra el ingles pues ya es un trío, y los tríos son buenos, permiten tomar distancia.

Mas grande, cuando empecé a analizar mi papel en el mundo, tomé conciencia de la lengua materna, de lo que representa por mi.  A los 20,leí, siguiendo los consejos de mi prima Catalina, La Lengua Absuelta de Elías Canetti. Y ahí entendí . Pude conceptualizar los idiomas, cual servia para que y porque me resultaba tan difícil tratar de ser racional con el español y amorosa en francés. Porque no puedo con un novio Frances que no entiende el español y porque no soy capaz de escribir un texto periodístico y argumentado en español.  Y porqué el ingles me resulto tan fácil. Era mi idioma, el que nadie hablaba en mi casa. El del mundo exterior, mi logro propio, mi orgullo.

Los últimos seis anos los viví así. En trío.

 Viví en Buenos Aires, y ahí se destapó algo, por primera vez, lo que sentía por dentro la bipolaridad no solo lingüística sino cultural, pues ya la veía por fuera. En esta ciudad que todo el mundo califica de Europea. Y si observándola bien, se ve ahí el desorden latino que nos caracteriza. Esta Ciudad anda con la maleta empacada y pasa del europeo al latino al instante. Se creen Europeos pero tienen esta latinidad, este desorden, esta exageración que tiene el idioma español.  Es la Ciudad de la Furia porque es bipolar . Y por eso es la ciudad con mayor concentración de sico-analistas en el mundo.

 Después viví en Colombia otros seis meses, querría saber lo que era vivir allá, no quedarme allá con espíritu de vacaciones sino vivir y trabajar. Lo hice, me encanto. Uno siempre tiene en el corazón dejar todo e irse para allá. Pero la cabeza a veces no deja. Pues por el momento no, después quien sabe.

Volví a Paris, o llegué pues nunca sé. Seguí con los estudios y con la vida ya con los idiomas absueltos. Por fin a vivir en esta Ciudad que rechacé toda la vida. Nací allí y no me gustaba, empezó a gustarme a los 23, después de todos estos viajes con maletas, cada cambio de país implicaba empacar la vida de uno, y como es de difícil hacer que quepa en una maleta ! Así empecé a entender como tenia que manejar la ciudad. Ser la mas colombianas de las francesas. Cuando en esta capital, la gente puede parecer agresiva y triste, con una sonrisa y una actitud de latina, las puertas se abren, la ciudad cambia. Y el ambiente pesado que la caracteriza , ya no lo es. Es una capa que se pone los parisinos para no sufrir. Me tocó esperar vivir todo eso, viajar, huir de mi misma y de mi melancolía para entender. Entender que siendo la mas colombiana, la mais paisa de las parisinas, mostrando en mi actitud que nada de eso iba a molestarme, así  las puertas se abrieron. Sobre todo las de mi mente, para vivir lo que siempre me parecía ajeno.

La manera de pensar los idiomas tiene consecuencia en mi propio carácter. El español es el idioma femenino, el del amor y de la ternura.  Y cuando me expreso en un ambiente hispánico, soy femenina, dulce y sonriente, con la mirada suave. Pues también porque no he podido desarrollar ningún cinismo en Español  no me han transmitido el vocabulario para expresarme así. Mi mama no es cínica . El francés es el idioma del papá, de la razón, del hombre y cuando me expreso en este idioma, me siento violenta, masculina, soy dura hacia la gente. En esta sociedad francesa en la que vivo pero a la vez tan alejada de todo, mirándola como si estuviera viendo una película, y yo ahí de espectadora, me tocó desarrollar el cinismo para poder relacionarme con los demás.

 Y después de mi ultimo viaje, sentí que tenia que dejarme cambiar. Lo que hago hacia el exterior, sentirme la mas Colombiana de las Francesas, tenia que dejarlo expresarme hacia mi, para mi propio interés, para no alejar a la gente, para poder vivir. Para poder realizarme como persona.

Hacía cuatro años que no volvía a Colombia. Nunca volveré a esperar tanto tiempo entre dos idas, o dos llegadas, nunca sé como calificarlo.

Llegando al aeropuerto El Dorado, Cuando vi a mi tía Olga, lloré. Como nunca había llorado estos cuatro últimos anos. Mentiras si, lloré como cuando me deja un novio que quería. Llegando, un llanto profundo me invadió, exhalando todo lo que tenía por dentro.  Viendo a mi tía, oyendo el idioma, me di cuenta como andaba de perdida estos últimos cuatro anos. Viviendo la vida pero con un vacío, que siempre esta en un lado de mi mente pero que a veces se aleja como si fuera, dentro de mi cerebro también, en otro continente. Llegando a El Dorado, volví a una parte de mi misma. A la que se había alejado de mi. Para eso sirve el avión, para volver a ser uno

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